Se está implantando en todo el mundo la moda de pasarse a las zapatillas barefoot que prometen correr como si estuvieras descalzo, pero con la protección necesaria. El debate está abierto y los podólogos no nos podemos quedar al margen. La industria, en su afán por vender nuevos productos ha podido traspasar una línea roja en la que los profesionales de la salud de los pies tenemos mucho que decir.
Es obvio que cuando se utilizan unas de estas zapatillas las posiciones del pie son diferentes de las que el pie tiene cuando utiliza unas zapatillas «normales» y hay estudios que así lo atestiguan. La pregunta sería entonces, ¿es beneficioso o perjudicial el apoyo del pie en estas zapatillas barefoot respecto a las zapatillas de running de toda la vida? Las pruebas demuestran que el corredor que usa las zapatillas barefoot tiende más a aterrizar con el mediopié, mientras que el corredor que prefiere las zapatillas de running cae sobre su talón y quizás esto podría hacer que disminuyeran las lesiones de esta zona, pero no está demostrado.
A pesar de que hay algunos (muchos) corredores que se sienten bien y consideran que mejoran cuando utilizan las zapatillas barefoot, los (pocos) estudios que se han elaborado al respecto parecen contradecirles. El primer argumento a favor de las barefoot fue el hacer notar que al tener menor peso se necesitaba menos energía para moverlas, lo cual fue contra-argumentado por un estudio que indicaba que al carecer de suela, los corredores tenían que proporcionar más energía para contrarrestar el choque.
Por otra parte, los partidarios de este tipo de calzado defienden con vehemencia su «suficiente protección para el pie», pero sin embargo, no son pocos los podólogos estadounidenses que han alertado en contra de esta creencia al haber tenido que atender a pacientes con lesiones producidas al pisar piedras o incluso cristales (en España ciertamente no conozco ningún caso, pero también es cierto que este tipo de zapatillas se popularizó mucho antes en EEUU).
En concreto, en EEUU, la Asociación de Podología Médica Americana (American Podiatric Medical Association) recomienda no utilizar las zapatillas barefoot puesto que podrían causar varias lesiones que van desde una tendinitis hasta una contusión severa si se «aterriza» sobre una roca.
En cualquier caso, todavía faltan estudios que resulten concluyentes. La mayoría de los estudios a favor de estas zapatillas barefoot están patrocinados por empresas interesadas (Nike, Vibram, etc) y no pueden considerarse, por tanto, imparciales. Lo que sí se debe tener en cuenta siempre, es que cambiar a unas zapatillas barefoot implica cambiar la manera de correr y ese hecho debería ser supervisado por un podólogo para evitar lesiones a medio y largo plazo.
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