¿No os habéis fijado que a vuestras clínicas cada día acuden más corredores? Sucede en muchas de las clínicas de mis colegas. Desde hace unos años se han ido incrementando el número de personas que practican el footing u otro tipo de deporte que requiera básicamente correr (maratón, carrera, etc) y eso ha propiciado que cada día tengamos más pacientes con patologías asociadas a este hábito.
Hace unos días leí un artículo en Jot Down que hablaba precisamente de esto e identificaba la crisis económica que sufrimos con una de las causas principales de la proliferación de corredores:
Más allá de la antropología y la sociología, McDougall también se preguntó por qué hay épocas de la historia en la que el ser humano corre más que otras. Al hilo de su investigación llegó a una conclusión: cuando las cosas empeoran corremos más. Quizá porque las machaconas malas noticias nos hacen salir a buscar nuestro insaciable optimismo donde sea.
Y es que, ciertamente, en el fondo los humanos somos animales y como animales que somos tenemos ciertos atavismos muy incrustados todavía en nuestro ADN. Así, igual que nos produce placer comer o practicar sexo, también correr libera endomorfinas que nos producen felicidad, una felicidad que cada día añoramos más debido a los diferentes problemas económicos que arrastra la sociedad en su conjunto.
Sea por el motivo que sea, que mucha gente descubra en la carrera una forma de ser más feliz es muy positivo para todos, aunque mejor sería que la motivación fuera otra y cuando acabe esta crisis (si es que acaba) veamos que la sana costumbre de calzarse unas zapatillas y echar a correr se mantiene.
Y tu, ¿has notado un aumento del número de corredores en tu clínica?
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