Cada vez que visito la sección de ferretería de un centro comercial me lo pregunto: ¿no nos engañan con los precios del instrumental podológico en las tiendas especializadas? Me resulta realmente molesto pasearme por estos sitios y ver que la fresa de carburo compactado por la que ayer pagué más de 30 euros, la tienen aquí en oferta 2×1 a 10 euros.
¿Y las lámparas? ¿Cómo se atreven a cobrar cientos de euros por una lupa y un montón de leds? ¡Pero si una lámpara de leds comparable en IKEA cuesta 30 euros y la tecnología es idéntica! Y lo mismo sucede con los sillones, el mobiliario de la consulta, el micromotor, etc.
Y los elementos específicos de podología tampoco se libran e incluso diría que aquí se nota más la «inflacción» de precios. Por ejemplo, un podoscopio. Vamos a ver, que un podoscopio no es mas que un taburete, una luz y un espejo! !Que no nos hagan creer que está ahí concentrada la tecnología de la NASA!
En definitiva, creo que nos engañan, que los precios del instrumental podológico están totalmente disparados y que en un contexto de crisis como este deberíamos buscar alternativas creativas a esta sangría que nos viene de todas partes.
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