¿No te ha pasado nunca que te encuentras con un paciente por la calle y no recuerdas su nombre? ¿O que llega a la consulta sin cita previa y tienes que preguntarle cómo se llama para buscar su historia clínica? Siempre está el socorrido truco de dar rodeos para no decir su nombre, pero lo ideal sería poder recordar aunque sea solo sea su apellido. La que sigue es una lista de maneras de cómo recordar los nombres que te propongas:
- Cuando alguien se presenta o te lo presentan, trata de estar muy atento, no te distraigas y céntrate.
- Una vez presentado, nómbralo tantas veces como sea posible, la repetición es la mejor aliada de la memoria: «¿puede subir aquí señor Garcia?», «vuelva en una semana señor Garcia».
- Escribir el nombre en un papel un par de veces puede ayudar.
- Los mnemotécnicos son una herramienta que funciona, úsalos. ¿Hay algo particularmente interesante en esa persona que pueda relacionarse con algo? Por ejemplo, quizás la potente voz de Juan Romero pueda recordarte a Constantino Romero.
- No desestimes la rima. Si eres un poeta en potencia busca una rima con su nombre y repítela en voz alta (cuando el paciente ya no esté presente, obviamente).
- Si todo lo anterior falla y el paciente tiene un nombre corto, prueba a utilizar el nombre o apellido como abreviatura. Por ejemplo, para «José» podría ser «Jugando Obtuvo Su Empleo».
- Una imagen vale más que mil palabras. Si tienes la ocasión toma una foto de tu paciente y de vez en cuando repasa los nombres con la foto delante. Por ejemplo, PodoRed permite tomar una foto con la webcam cuando das de alta un nuevo paciente.
- Si conoces a otra persona con ese nombre, trata de imaginártelos juntos. Por ejemplo, imagina al señor Andrés García saludando a tu tío Andrés, esto enlazará a estas dos personas y fijará un patrón mental.
La lista está sacada de un manual básico de procesos mentales y algunas de sus técnicas pueden parecer triviales o incluso tontas, pero suelen ser muy efectivas.