Todos los profesionales de la podología saben o deberían saber que deben lavarse las manos con frecuencia (y no solo entre paciente y paciente) para evitar las infecciones por transferencia de microorganismos. Sin embargo, hasta ahora, nadie lo había cuantificado en un estudio científico. El estudio ha sido realizado por los estudiantes de podología Victoria Candelario Poteleschenko y Jose Luis Muñoz Sánchez bajo la supervisión de Jose María Blanco Rodriguez, doctor y profesor de la UCM.
Con una serie de entrevistas a podólogos, el estudio trata de averiguar cual es el grado de conocimientos que tienen los profesionales que trabajan en una clínica de podología acerca de la importancia de lavarse las manos y también buscaba conocer la frecuencia con la que efectivamente estos profesionales se lavan las manos.
La primera conclusión del estudio es que los podólogos con más de 3 años de experiencia tienen un alto grado de conocimientos sobre el tema, pero en el caso del personal auxiliar y de servicios (PAS) este conocimiento cae en picado situándose en cifras que me atrevería a decir que son preocupantes. Los alumnos de podología encuestados demostraron conocer razonablemente bien los protocolos a seguir.
Lo preocupante son los resultados prácticos, es decir, si se lavan o no las manos. En palabras del estudio: «una parte importante del personal se lava siempre las manos al pasar de una zona contaminada del paciente a una zona limpia, aunque un alto porcentaje solo lo realiza a veces«. Ese «a veces» es ni más ni menos que un 38’24% y hay un «nunca» que representa al 7’84% del personal que trabaja en la clínica. ¿Es o no para preocuparse? Deberíamos mejorar esto para no encontrarnos un día con la desagradable sorpresa de un artículo en un periódico con un titular a toda plana afirmando que «más del 40% de los podólogos no tiene hábitos de higiene adecuados en la clínica».
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